Son seis simples ciudadanos, seis víctimas de la imprevisión del Gobierno en la tragedia de Guadalajara, que, ante el lamentable oportunismo del presidente Zapatero, han alzado con fuerza su voz. En una carta enviada ayer al Palacio de La Moncloa y a la que Libertad Digital tuvo acceso en primicia, seis familiares de seis de los fallecidos en el incendio del pasado mes de julio, dan cumplida respuesta a su reiterada negativa a entrevistarse con Zapatero y, haciendo de tripas corazón, lanzan una batería de preguntas que nadie a fecha de hoy ha conseguido responder.
La pésima gestión del gobierno del 14-M ha encontrado un símbolo en el incendio de Guadalajara. La actitud de Zapatero fue vil, insensible y cobarde durante los días en que los montes alcarreños ardieron y en los dos meses que han transcurrido desde entonces. Primero ignoró la inmensa tragedia en la que se perdieron para siempre 11 vidas viajando a China, luego se negó en redondo a visitar a los familiares de las víctimas sustituyendo esa obligada visita por un viaje relámpago a la comarca para abrazarse con un alcalde socialista delante de las cámaras de televisión. Y, para rematar la faena, una vez se hubo enfriado el caso en los medios de comunicación, desatendió a los familiares e hizo todo lo posible por pasar página sobre tan desagradable suceso. Este es el inapelable dictamen de los hechos. Pueden desde el Gobierno y sus antenas mediáticas tratar de disfrazarlos como puedan pero nada cambiará. Ni la sensación de abandono que han padecido los familiares, ni la ignominia de haber mostrado un olímpico desdén en un drama humano que, muy en su línea de político de ocasión, pensó que podía reportarle un coste político.
La infamia, sin embargo, no se detiene en el indigno comportamiento del presidente en aquellos días y en los que le sucedieron. La casta gobernante de Castilla-La Mancha se ha conjurado para zanjar el asunto en falso sin depurar responsabilidades y sin siquiera investigar con detenimiento lo que falló para que se desencadenase la tragedia. Porque, y es nuestra obligación secundar la petición de justicia de los familiares, aún quedan muchas lagunas y demasiados puntos negros en la gestión del incendio por parte de las autoridades. ¿Por qué en la Comisión de Investigación en la Junta de Castilla-La Mancha no se ha permitido que acudiesen a testificar personas independientes?, ¿por qué, en cambio, han prestado testimonio personas que ni siquiera estuvieron en el incendio?, ¿por qué, en definitiva, la Comisión ha concluido que “todo funcionó perfectamente” cuando hay 11 cadáveres sobre la mesa y miles de hectáreas devastadas por el fuego?
Y hay más al margen de la vergonzosa Comisión de Investigación teledirigida desde Moncloa con la inestimable ayuda de los socialistas de Barreda. ¿A cuento de qué Rosario Arévalo ha sido recolocada en una empresa pública tras su obligada dimisión?, ¿es ese el modo en que los socialistas castellano-manchegos premian la incompetencia? ¿Por qué el Subdelegado del gobierno en Guadalajara sigue al frente de su cargo a pesar de haber fallado en su cometido durante el incendio y de haber mentido en la Comisión? ¿Cómo es posible que el Delegado Provincial de Medio Ambiente haya preparado en las mismas Cortes regionales las intervenciones del personal de su Delegación ante la Comisión? Y por último, ¿quién y con qué objeto ha llamado desde Moncloa al juzgado de Sigüenza, titular por el momento de la instrucción del caso?